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Mi respuesta

Posted by Damián on 9:16
Quiero ser el poema que responda al tuyo,
nada frágil
sino aprisionarte fuerte entre mis brazos.

Yo quiero ser la frase incomoda ante tu madre,
ser tu tacón roto en una fiesta de gala,
quiero ser la píldora que olvidaste,
ser el neumático ponchado en una noche de lluvia,
quiero ser el viento que arruina tu peinado,
ser el corte de luz en tu fiesta de graduación,

Ser el beso improvisado que me diste,

Y así siempre estaré contigo cuando hables de ti.

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La bella y yo

Posted by Damián on 9:36
Lo que más me gusta físicamente de mi novia es: su cara, su cuerpo, su piel y su cabello. Lo único no atractivo en ella soy yo. Sobre todo ahora que me miro en el espejo del baño. Me acabo de despertar, tengo los ojos hinchados, el pelo de Amy Winehouse, y una panza cultivada a base de tacos, alitas fritas y cerveza. Claudia sigue dormida, echada en la cama; ella no se despeina, ni siquiera se le va el rojo de los labios. A veces he pensado que se levanta antes que yo, se peina, se arregla y se vuelve a acostar para que yo siempre la vea así.

Hoy que me siento más feo que otros días la acompaño a hacer unos pendientes. Vamos al Office Depot, quiere anillar su libro de lecciones de canto. Llegamos al mostrador. Una mujer se para a nuestro lado, es una cabeza más alta que yo. Tiene pinta de vedette, pero me doy cuenta que lleva una manzana de Adán gigante atragantada en la garganta.
- A estos ineptos dan ganas de cachetearlos -le dice a Claudia.
Mi novia le sonríe. La chica del Office nos atiende, agarra el fajo de hojas, escucha que es para un anillado y nos dice que demorará aproximadamente quince minutos. Claudia me dice que va a buscar unas cosas que le hacen falta para la oficina, yo la miro con ojos de: ¡no te vayas!, pero ella se va dando saltitos entre los pasillos de la tienda. Me quedo parado frente al mostrador con el travesti a mi lado; por suerte encuentra alguien más con quien conversar, y un empleado de la tienda la lleva o lo lleva a una fila de computadoras que están a un lado del mostrador.

Una vez, un amigo estaba reparando mi bicicleta en su taller cuando me dijo: no tengo mejor premio que levantarme junto a mi mujer, porque es una belleza. Yo nunca la había visto, pero justo ella fue a dejarle el almuerzo y él me la presentó orgulloso. Luego que se fue me dijo: viste que era cierto.
- Tienes toda la razón -le dije.
Era mentira, era más fea que caminar descalzo y golpearse con la pata de la mesa el dedo meñique del pie. Yo tengo visión 20/20 y sé que Claudia es hermosa: está comprendida entre los canones clásicos de belleza, nada de surealismo o abstracción.

Permanezco parado frente al mostrador, mis pensamientos siguen paseando y buscan junto con mi vista a Claudia entre los pasillos de la tienda.
- ¡¡Yuhu!!
Un gritito extraño me hace voltear, proviene de la fila de las computadoras. Es el tipo-tipa de hace un momento, me hace señas para que me acerque. Me señalo con la típica cara de: ¿a mí?
- Sí -me dice.
Me acerco, primero busco a Claudia, pero no está a la vista.
- Hola, ¿cómo te llamas?
- Hola, Damián.
- Yo me llamo Shara, ¿me podrías ayudar con esta máquina?
- Mmm, sí.
Me señala la computadora y veo un trasero con hilo dental ocupando toda la pantalla.
La reconcha su madre, pienso.
- Quiero imprimir mis fotos, pero no sé como enviarlas
- Creo que mejor le pregunto a un encargado, yo tampoco sé mucho de estas cosas -miento.
Cuando llegamos habían como cinco empleados, ahora sólo queda la chica que nos atendió, está agujereando las hojas con una máquina. Le hago señas, se acerca.
- Sí señor.
- Por favor deja eso que Shara necesita urgente tu ayuda.
La chica sale del mostrador y se acerca a Shara. Shara me agradece y yo vuelvo a mi lugar.

Pasan unos minutos y Claudia regresa con su canastilla llena de útiles, saltando como Caperucita. Mientras anduvo de compras, regresaron los empleados perdidos que ahora ayudan a Shara, y se ríen a escondidas cuando ven las fotos que salen por la impresora central y que tienen también que enmicar: las fotos de Shara en diferentes poses vistiendo su hilo dental.

Mi novia recoge su libro engargolado, lo paga junto con los útiles de su canastilla. Siempre se pone de buen humor cuando compra. Me mira y me dice: mi amor, qué bonito eres. Pienso que soy tan bonito como la mujer de mi amigo.
Pasamos al lado de Shara que está revisando sus fotos. Ella mira a mi novia y le dice:
- Linda, qué bonito tu bolso, y qué guapo está tu novio.
Claudia le agradece, sonríe y se sujeta orgullosa a mi brazo. Meto la panza, camino un poco más erguido, y una vez fuera del Office, no puedo contener una sonrisa.

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Mi novia quiere salvar el planeta

Posted by Damián on 18:06
Claudia, que así se llama mi novia, quiere salvar el planeta. No se cansa de repetirme que por ningún motivo debo de botar una batería descargada al tacho, ya que liberan metales que contaminan el agua y los suelos; que las bolsas del súper deben ser biodegradables, pues si no lo son, cuando caen al océano pueden ser tragadas por tortugas o picoteadas por aves, quienes a la larga morirán por su ingesta.

Es por eso que hoy, entrando al súper, se acordó de las bolsas que compramos en el mercado, unas tejidas, resistentes, para usar repetidas veces, con asa reforzada, "uff para largo señorita, y aguantan un chingo de peso", lo malo para mí es que sólo tenían en colores fucsias y rosaditas, nada más les faltaban las jodidas florecitas.

- Mi amor me olvidé las bolsas en el auto, ¿quieres que vaya yo por ellas? - me dice Claudia.
- Claro que no, voy yo.
- Es que para que no te de verguenza.
- ¿Verguenza de qué?

Muchas veces por amor me hago el cojudo. Así que voy al estacionamiento y saco las bolsas del carro, mientras ella me espera en la sección de frutas del súper. Maldita sea, con mis bolsas de mercado caminando por el estacionamiento, la gente que me mira debe de pensar que soy toda una señora.

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Lo de la basura es otra historia. Claudia ha decidido separar en dos tachos lo orgánico de lo inorgánico, y me lo explica mientras yo la observo moviendo afirmativamente la cabeza.

- Este que es vidrio, va en el tacho azul INORGÁNICO, los frijoles que nunca te comiste en el tacho blanco ORGÁNICO.
- ¿Y el periódico?
- Mi amor, te dije que ése va en una bolsa aparte.
- Ah cierto - digo sí sí moviendo la cabeza.

La lección sobre reciclaje empezó hace 3 días, hoy pasa el camión de la basura. Oigo acercarse el tin-tin metálico del triángulo, salgo a la pista con los dos tachos, encima de uno de ellos la bolsa con los periódicos viejos. Uno de los basureros da un salto del camión en movimiento y con la misma rapidez arroja el contenido de ambos tachos y la bolsa de periódicos dentro del camión.

- Oiga maestro ¿no va separado lo INORGÁNICO de lo ORGÁNICO? - le pregunto.
- ¿Qué chingada es eso?

Cuando me disponía a explicarle los principios de salvemos el planeta, el hombre ya había trepado de un salto al camión y se encontraba a media cuadra de mi puerta, haciendo sonar nuevamente el triángulo.

- ¿Mi amor cómo te fue con la basura? - me pregunta Claudia en la noche mientras se acuesta en la cama.
- Todo bien.

Me besa contenta y se echa a dormir. Hoy se me rompería el corazón si le dijera lo que en realidad pasó. Ella quiere salvar el planeta, y en sus sueños no cuenta ovejas sino delfines, gaviotas, focas, tortugas, todos los seres que gracias a ella saltan la cerca de la polución.

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