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La bella y yo

Posted by Damián on 9:36
Lo que más me gusta físicamente de mi novia es: su cara, su cuerpo, su piel y su cabello. Lo único no atractivo en ella soy yo. Sobre todo ahora que me miro en el espejo del baño. Me acabo de despertar, tengo los ojos hinchados, el pelo de Amy Winehouse, y una panza cultivada a base de tacos, alitas fritas y cerveza. Claudia sigue dormida, echada en la cama; ella no se despeina, ni siquiera se le va el rojo de los labios. A veces he pensado que se levanta antes que yo, se peina, se arregla y se vuelve a acostar para que yo siempre la vea así.

Hoy que me siento más feo que otros días la acompaño a hacer unos pendientes. Vamos al Office Depot, quiere anillar su libro de lecciones de canto. Llegamos al mostrador. Una mujer se para a nuestro lado, es una cabeza más alta que yo. Tiene pinta de vedette, pero me doy cuenta que lleva una manzana de Adán gigante atragantada en la garganta.
- A estos ineptos dan ganas de cachetearlos -le dice a Claudia.
Mi novia le sonríe. La chica del Office nos atiende, agarra el fajo de hojas, escucha que es para un anillado y nos dice que demorará aproximadamente quince minutos. Claudia me dice que va a buscar unas cosas que le hacen falta para la oficina, yo la miro con ojos de: ¡no te vayas!, pero ella se va dando saltitos entre los pasillos de la tienda. Me quedo parado frente al mostrador con el travesti a mi lado; por suerte encuentra alguien más con quien conversar, y un empleado de la tienda la lleva o lo lleva a una fila de computadoras que están a un lado del mostrador.

Una vez, un amigo estaba reparando mi bicicleta en su taller cuando me dijo: no tengo mejor premio que levantarme junto a mi mujer, porque es una belleza. Yo nunca la había visto, pero justo ella fue a dejarle el almuerzo y él me la presentó orgulloso. Luego que se fue me dijo: viste que era cierto.
- Tienes toda la razón -le dije.
Era mentira, era más fea que caminar descalzo y golpearse con la pata de la mesa el dedo meñique del pie. Yo tengo visión 20/20 y sé que Claudia es hermosa: está comprendida entre los canones clásicos de belleza, nada de surealismo o abstracción.

Permanezco parado frente al mostrador, mis pensamientos siguen paseando y buscan junto con mi vista a Claudia entre los pasillos de la tienda.
- ¡¡Yuhu!!
Un gritito extraño me hace voltear, proviene de la fila de las computadoras. Es el tipo-tipa de hace un momento, me hace señas para que me acerque. Me señalo con la típica cara de: ¿a mí?
- Sí -me dice.
Me acerco, primero busco a Claudia, pero no está a la vista.
- Hola, ¿cómo te llamas?
- Hola, Damián.
- Yo me llamo Shara, ¿me podrías ayudar con esta máquina?
- Mmm, sí.
Me señala la computadora y veo un trasero con hilo dental ocupando toda la pantalla.
La reconcha su madre, pienso.
- Quiero imprimir mis fotos, pero no sé como enviarlas
- Creo que mejor le pregunto a un encargado, yo tampoco sé mucho de estas cosas -miento.
Cuando llegamos habían como cinco empleados, ahora sólo queda la chica que nos atendió, está agujereando las hojas con una máquina. Le hago señas, se acerca.
- Sí señor.
- Por favor deja eso que Shara necesita urgente tu ayuda.
La chica sale del mostrador y se acerca a Shara. Shara me agradece y yo vuelvo a mi lugar.

Pasan unos minutos y Claudia regresa con su canastilla llena de útiles, saltando como Caperucita. Mientras anduvo de compras, regresaron los empleados perdidos que ahora ayudan a Shara, y se ríen a escondidas cuando ven las fotos que salen por la impresora central y que tienen también que enmicar: las fotos de Shara en diferentes poses vistiendo su hilo dental.

Mi novia recoge su libro engargolado, lo paga junto con los útiles de su canastilla. Siempre se pone de buen humor cuando compra. Me mira y me dice: mi amor, qué bonito eres. Pienso que soy tan bonito como la mujer de mi amigo.
Pasamos al lado de Shara que está revisando sus fotos. Ella mira a mi novia y le dice:
- Linda, qué bonito tu bolso, y qué guapo está tu novio.
Claudia le agradece, sonríe y se sujeta orgullosa a mi brazo. Meto la panza, camino un poco más erguido, y una vez fuera del Office, no puedo contener una sonrisa.

3 Comments


Viste, Damián, las personas que nos rodean no nos ven como nosotros nos imaginamos.
ejejejejej


Un besote


Hola Damián.

Bueno, he de confesar, que odio que no me saludes antes de medio sugerirme-obligarme a comentar tu entrada. Sólo por que estaba chistosa y me saco de los cambios fonéticos del latin al español, te perdono.

Ja,ja... Yo creo, que a tu amiga del office le hubiera gustado comentarte diario ;D

En fin, no te conozco en persona, sino mentiria ( =p) diciendo que eres la mar de guapo, además que estás demasiado grande =)

Saludos friki.


Damian, como todo lo que escribes, espectacular!!!! Un abrazo

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